domingo, 19 de febrero de 2012

Los peligros escondidos de los polvos de talco: Cáncer

Quería compartir con ustedes el artículo escrito por el Dr. Samuel S. Epstein, profesor emérito de Medicina Ambiental y Ocupacional de la Universidad Illinois en la Escuela de Salud Pública de Chicago; presidente de la Coalición Para Prevención Del Cáncer; ganador de la Gran Medalla de Oro Albert Schweitzer por Contribuciones Internacionales para Prevención del Cáncer; y autor de más de 200 artículos científicos y 15 libros acerca de las causas y prevención del cáncer.

Probablemente lo has usado, o te lo has rociado en algún momento de tu vida. Se procesa de un compuesto mineral suave de silicato de magnesio, y es llamado polvo de talco o simplemente talco.
El talco es comúnmente utilizado para reducir los sarpullidos y la irritación por el pañal en los bebés e infantes. Pero esta práctica es peligrosa. Ésta puede resultar en la inhalación de cantidades significativas de este polvo, causando irritación pulmonar crónica o aguda, conocida como talcosis. Este riesgo es fácilmente evitable pues la maicena es una alternativa segura y confiable.
Las mujeres han sido persuadidas por la publicidad para espolvorearse a sí mismas con talco para cubrir supuestos malos olores genitales. No es sorpresa que el talco se haya convertido en un símbolo de frescura y limpieza por más de cinco décadas.
La primera advertencia de los peligros del talco en el área genital llegó en un reporte de 1971 con la identificación de partículas de talco en cánceres de ovario, un hallazgo duramente rechazado por el Dr. G. Y. Hildick-Smith, el director médico de Johnson & Johnson. Sin embargo, una subsecuente publicación en el prestigioso The Lancet advirtió que “Los potenciales peligrosos del talco … en el ovario … no deberían ser ignorados”.
Esta advertencia fue confirmada en una publicación de 1992 en Obstetrics & Gynecology, la cual reportó que el uso frecuente de talco de una mujer en sus genitales aumentaba 3 veces su riesgo de cáncer de ovario. El talco en cuestión era de marca simple o genérico “polvo para bebé”.
Después del informe de 1992, por lo menos una docena de otros importantes artículos científicos que documentaron la relación entre talco y cáncer de ovario fueron publicados en las principales revistas médicas tales como Cancer, The Lancet, y Oncology. El punto culminante de esta investigación en contra del talco vino en 2003 cuando la revista Anticancer Research publicó un meta-análisis o revisión a gran escala de 16 estudios previos publicados que involucraban a 11.933 mujeres; un aumento de 33% en el riesgo de cáncer de ovario fue confirmado.
No es de sorprenderse que la mortalidad por cáncer de ovario en mujeres de 65 años o más haya aumentado considerablemente, especialmente en mujeres de raza negra la cuales tienen un mayor índice de uso de talco que otras razas.
Casi 16.000 mujeres en Estados Unidos mueren por cáncer de ovario cada año, lo que significa que es cuarto cáncer fatal más común entre las mujeres. Algunos estiman que 1 de cada 5 mujeres se aplican talco regularmente en sus genitales. Este uso ocurre ya sea por aplicación directa o por los tampones, toallas higiénicas o diafragmas que han sido espolvoreados con talco.
Un mayor reconocimiento de los peligros del talco surgió incluso de la industria de los cosméticos. El presidente de Cosmetic Toiletry and Fragance Association (Asociación de Cosméticos de Tocador y Fragancia), Edward Kavanaugh, admitió en 2002 que el talco es tóxico y “puede llegar a los ovarios”. Aún así, inexplicablemente, los fabricantes de talco no advierten a las mujeres que el talco podría ser peligroso para su salud.
Tampoco la FDA ha demostrado alguna preocupación por los peligros del talco. La admisión más cercana fue en 1993 cuando Acting Associate Commissioner for Legislative Affairs (Comisionado para Asuntos Legislativos) del Department of Health and Human Services (Departamento de Salud y Servicios Humanos) adimitió “estamos al tanto de que han habido reportes en la literatura médica entre el uso frecuente de talco en la zona perineal femenina durante varios años y el incremento de las probabilidades de desarrollar ciertos cánceres de ovario”. Y después, sorprendentemente, dijo que “la FDA no está considerando prohibir, retringir o solicitar una advertencia en la etiqueta de los productos que contengan talco”.
Conscientes de los daños extremos del talco y alarmados por la continua falta de respuesta del gobierno en 1994 Cancer Prevention Coalition (Coalición para Prevención del Cáncer), apoyado por New York Center for Constitutional Rights (Centro para los Derechos Constitucionales de Nueva York) presentó una petición a la FDA. Ésta solicitaba que el talco para uso genital debía ser etiquetado con una advertencia explícita de los riesgos de cáncer de ovario. Sin embargo, la FDA negó esta petición.
En mayo de 2008 Cancer Prevention Coalition presentó otra petición a la FDA. Ésta fue respaldada por una serie de grupos incluyendo Organic Consumers Association (Asociación de Consumidores Orgánicos), International Association for Humanitarian Medicine (Asociación Internacional para Medicina Humanitaria), y la Dra. Faye Williams de National Congress of Black Women (Congreso Nacional de Mujeres Negras). Se citó nueva evidencia científica acerca de los peligros del talco, y se solicitó que la FDA obligue a que todos los productos que contengan talco sean etiquetados con este tipo de advertencia: “La aplicación frecuente de talco en el área genital incrementa sustancialmente el riesgo de cáncer de ovario”. Sin embargo, el Dr. Andrew von Eschenbach entonces comisionado de la FDA, no respondió a la petición.
Hasta el momento no ha habido ninguna señal de que se vaya a prohibir, regular o advertir sobre los peligros del uso del talco.
Referencias:
Samuel S. Epstein. Talcum Powder: The Hidden Dangers. (2009).

http://www.lavozdelapalma.com

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