lunes, 10 de octubre de 2011

CANARIAS EN EL SIGLO XVII

Bajo el reinado de los Austrias menores, desde Felipe lIl hasta Carlos II, la situación de las Islas vendrá dada por una serie de circunstancias desfavorables, entre las que destacaríamos: 1) La inseguridad, resultado de la intensificación de los ataques piráticos; 2) Las restricciones comerciales con Indias y 3) Las pérdidas de población por la emigración y levas forzosas, además de otras calamidades públicas. La expansión del cultivo de la vid y el consiguiente negocio de exportación de vinos compensan en parte las anteriores adversidades.
LOS CAPITANES GENERALES
Entrando ya el siglo XVII, en 1629, y ante las funestas consecuencias de los ataques piráticos a las Islas (saqueo e incendio de Las Palmas de Gran Canaria en 1599, continuas correrías de los berberiscos por las islas menores, etc.), Felipe IV optó por nombrar Capitán General de Canarias a Juan de Rivera Zambrano. Este cargo conllevaba una triple función: una propiamente militar, otra, política, y una tercera, judicial, al presidir también la Audiencia de Canarias .
Casa de los Capitanes Generales en San Cristóbal  La Laguna. (DL)
Los Capitanes Generales actuaban como verdaderos virreyes y al principio residían en Gran Canaria. Ya a fines de este siglo XVII pasaban largas temporadas en Tenerife hasta que, finalmente, en 1723, el marqués de Valhermoso fijó su residencia en Santa Cruz de Tenerife, donde quedó definitivamente establecida la Comandancia o Capitanía General.
Con el nombramiento de los capitanes generales, los gobernadores de Las Palmas y Tenerife pasaron a llamarse Corregidores.
Entre los capitanes generales de este siglo vale la pena mencionar los nombres de Luis Fernández de Córdoba, «El Trajano de nuestra historia», en frase de Viera y Clavijo, Jerónimo Benavente, que palió el hambre de las islas orientales llevando granos de unas islas a otras, y Pedro Ponte, por ser el primer canario que ocupó este cargo .
REPERCUSIONES EN LAS ISLAS DE LA POLÍTICA DE LOS AUSTRIAS
La consecuencia fue que aumentaron los impuestos y las levas (reclutamientos) forzosas. Canarias fue escenario, a lo largo del siglo, de continuas levas sobre todo para las guerras de Flandes. El campo quedaba sin brazos para el trabajo. Muchas veces los mozos huían al monte para evitar el alistamiento. Al mismo tiempo el rey eleva los impuestos y solicita de los Cabildos auxilios en dinero para sus arruinadas arcas.
En contraprestación, la Corona otorgaba, no siempre, algún beneficio temporal como prórroga de licencia para comerciar con Indias, exención de la pragmática sobre papel sellado, etc.
Por entonces, la Corona llega al extremo de otorgar señoríos a cambio de dinero; de esta forma, Pedro Ponte se convertiría en señor de Adeje y la familia de los Hoyo, en señores del Valle Santiago (Tenerife).
En 1650, La Orotava consigue la autonomía jurisdiccional, en relación a La Laguna, gracias a las gestiones de uno de sus hijos, Franchy Alfaro, quien a su vez elevaba súplica a la Corte para que se devolviesen a Canarias los perdidos registros de comercio de Indias.
 Casa de la familia de los Hoyo, en Santiago del Teide. Tenerife. (AST)
http://www.gevic.net 
  

                                                                                                                                                                                                                                                        

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