viernes, 22 de abril de 2011

EL INICIO DE LA GUERRA CIVIL EN CANARIAS A TRAVÉS DE LOS INFORMES CONSULARES FRANCESE 3


Miembros, entre ellos el citado Paulet. Sin embargo, lo grave en este caso fue que la Policía afirmó que no podía protegerlo, razón por la que Thiais se vio obligado a repatriarlo con su familia. Esta persecución afectó también a muchos españoles, incluidos varias docenas de militares, en una confusa mezcla de masonería y comunismo, aprovechada para situar a los adictos al nuevo régimen en los puestos de mayor responsabilidad. En el caso de los extranjeros sirvió de excusa para reducir su influencia económica, especialmente la británica, en beneficio de comerciantes españoles, tal y como se desprende del informe del propio Gobernador Civil de Las Palmas.9
LAS RELACIONES CON LAS NUEVAS AUTORIDADES
Una de las misiones del consulado francés era garantizar la seguridad de sus compatriotas en medio de los graves acontecimientos que estaban teniendo lugar. Sin embargo, su mayor fuente de preocupaciones en este sentido no la constituían los sublevados contra la República, sino la hipotética venganza de los partidarios de esta última en caso de que fracasara la rebelión, las posibles defecciones en el Ejército si fracasaba, se agotaba o padecía dificultades de abastecimiento, y el riesgo de un bombardeo naval por parte del crucero Méndez Núñez, al cual se suponía en Fernando Poo. Esta última posibilidad resultaba especialmente inquietante, ya que los cañones del barco tenían un alcance superior a 20 kilómetros, mientras que las piezas de artillería de costa en Canarias no pasaban de los 15. Estos temores fueron compartidos por los representantes consulares de Gran Bretaña, Italia, Alemania y Bélgica en una reunión celebrada en casa del cónsul británico a finales de julio. Como medida de precaución se planteó la evacuación de sus respectivos ciudadanos, aprovechando la presencia del crucero británico Amphion en Santa Cruz de Tenerife.10
De forma mucho más clara, el cónsul británico, Paterson, comunicó al agente consular francés en Tenerife que sólo temía algún peligro para su colonia si
9 CADN, Consulado en Las Palmas, Serie B, Caja 33, despacho núm. 104 del gerente del consulado al Ministro de Asuntos Exteriores, 19 de septiembre de 1936. PAZ SÁNCHEZ, Manuel A. de; GONZÁLEZ, Ramón Felipe: “Sobre el 18 de julio y la represión de la masonería en Canarias: informes y denuncias (1936-1939)”, en. VI Coloquio de Historia Canario-Americana (1984), Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1987, volumen I, 2ª parte, pp. 1.037-1.060. FERRER BENIMELI, J. A.: “Militares masones en Canarias”, en: VI Coloquio de Historia Canario-Americana (1984), Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1987, volumen I, 2ª parte, pp. 1.001-1.035. AGA, Gobernación, Caja 2.791, memoria del Gobernador Civil de Las Palmas, 18 de septiembre de 1938.
10 CADN, Consulado en Las Palmas, Serie B, Caja 33, despacho núm. 424 del agente consular en Santa Cruz de Tenerife al vice-cónsul en Las Palmas, 28 de julio de 1936.
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la sublevación militar era derrotada. En tal caso el Amphion se encargaría de defender a los extranjeros y evacuarlos a Marsella. Inicialmente, Pierre Thiais señaló al Ministro de Asuntos Exteriores que la colonia francesa mantenía la clama y gran sangre fría. Sin embargo, el mismo día que envió ese despacho, el agente consular en Tenerife le mandó otro en el que afirmaba que dicha calma había cedido al conocer los preparativos de evacuación. El temor era evidente en los ingenieros de la Sociedad Nacional de Obras Públicas y Marítimas (PUMA), pues, siguiendo instrucciones de la autoridad militar, habían despedido a una veintena de obreros que no se habían presentado a trabajar, y, por tanto, temían represalias si la sublevación fracasaba.11
En pocos días se empezó a organizar la evacuación de la colonia francesa. En Tenerife se calculaba que había unos 80 franceses, más una cifra desconocida de sirios y libaneses, bajo protección francesa, estimada en unos 300. Al día siguiente, Thiais comunicó al agente en Tenerife las instrucciones que había recibido al respecto, en las cuales se indicaba que la presencia de buques franceses en los puertos españoles no sería permanente, por lo que debía comunicar a sus compatriotas que podían aprovechar las facilidades existentes en ese momento para ser repatriados. Sin embargo, en Tenerife sólo se presentó una treintena de personas dispuestas a embarcarse en el torpedero Tempête, ya en aquella isla. También se dispuso la creación de depósitos voluntarios que evitaran la pérdida de bienes en caso de evacuación, ya que las autoridades militares habían restringido la exportación de capitales y bloqueado las cuentas bancarias.12
A finales de agosto ya estaban constituidos los grupos de embarque para una eventual evacuación, la cual pareció convertirse en realidad a mediados de septiembre. Fue entonces cuando el cónsul británico comunicó a las autoridades militares españolas que el Méndez Núñez había carboneado en Lagos el día 4 y se dirigía hacia Europa. A pesar del secreto que debía rodear a esta reunión no tardaron en circular rumores sobre la llegada del crucero con el supuesto objetivo de bombardear los depósitos de combustible de la refinería de CEPSA y la no menos
11 CADN, Consulado en Las Palmas, despacho núm. 87 del gerente del consulado al Ministro de Asuntos Exteriores, 1 de agosto de 1936. Véase también en la misma caja: despachos núm. 435 y 436 del agente consular en Santa Cruz de Tenerife al vice-cónsul en Las Palmas, 1 y 3 de agosto de 1936, respectivamente, así como la carta del ingeniero delegado de PUMA a dicho agente el 1 de agosto.
12 CADN, Consulado en Las Palmas, Serie B, despachos núm. 436 y 439 del agente consular en Santa Cruz de Tenerife al vice-cónsul en Las Palmas, 3 y 4 de agosto de 1936, respectivamente. Véase también en la misma caja: despachos núm. 192 y 193 del gerente del consulado en Las Palmas al agente consular en Santa Cruz de Tenerife, 4 y 5 de agosto de 1936, respectivamente.
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hipotética conspiración de izquierdas aprovechando la llegada de este crucero, en la cual tomarían parte varias decenas de soldados que habían sido arrestados. Ante tal contingencia, el Amphion pediría al buque español tiempo suficiente para poner a cubierto a los extranjeros. Finalmente, el crucero español continuó su viaje hacia Málaga, adonde llegó el 21 de septiembre sin detenerse en Canarias.13
A pesar del temor a las represalias de los leales a la República, poco a poco fue creciendo la preocupación con respecto a la hostilidad que los sublevados comenzaban a mostrar hacia los franceses. Ya a finales de julio, el agente consular en Santa Cruz de Tenerife visitó, a iniciativa propia, al comandante militar, para solicitarle que desmintiera los rumores que circulaban sobre la supuesta entrega de armas y material por el Gobierno francés al español. Tal actuación le valió una severa reprimenda por parte del gerente del consulado, no sólo por el total desconocimiento que Bigourdan tenía sobre la política que Francia seguía con respecto al conflicto español, sino también porque en el archipiélago se había difundido otra interpretación de su visita.14
En cualquier caso, ni siquiera el propio Gobierno francés tenía en ese momento una idea clara de la política que debía mantener. Inicialmente, el gobierno del Frente Popular, presidido por Léon Blum, quiso apoyar por motivos políticos e ideológicos la petición de ayuda que recibió el 20 de julio del Gobierno español. Pero la noticia fue filtrada a la prensa de derechas por el agregado militar y el encargado de negocios de la embajada española en París, dando pie a una intensa oposición interna y a la falta de apoyo británico, factores que forzaron al Gobierno francés el día 25 a prohibir la exportación de armamento a España, excepto la de aviones desarmados a través de la industria privada. En un difícil equilibrio entre la intervención reclamada por la izquierda y la no intervención exigida por la derecha, Blum terminó proponiendo a las potencias europeas un acuerdo de no intervención, que no tardó en ser incumplido en detrimento de la República española. Mientras tanto, el contrabando de aviones desarmados, de los que el Gobierno de Madrid recibió 41 en 1936, no resultó de gran valor, fue
13 CADN, Consulado en Las Palmas, Serie B, Caja 33, despachos núm. 466, 492, 494 y 497 del agente consular en Santa Cruz de Tenerife al vice-cónsul en Las Palmas, 24 de agosto, y 10, 11 y 13 de septiembre de 1936, respectivamente. Sobre el viaje del Méndez Núñez de Fernando Poo a Málaga: ALPERT, Michael: La guerra civil española en el mar, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1987, pp. 54-55.
14 CADN, Consulado en Las Palmas, Serie B, Caja 33, despacho núm. 424 del agente consular en Santa Cruz de Tenerife al vice-cónsul en Las Palmas, 28 de julio de 1936. Véase la respuesta de este último en la misma caja: despacho núm. 187 del gerente del consulado en Las Palmas al agente consular en Santa Cruz de Tenerife, 29 de julio de 1936.

http://www.guerracivil1936.com

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