sábado, 7 de enero de 2012

Cuando la tragedia sepultó el arte

Echo Chen, que firmaba su creación literaria como Sanmao, en memoria de un personaje de cómic, se casó con el jiennense José María Quero Ruiz. / DA
DAVID SANZ | Santa Cruz de La Palma
Con cierta frecuencia grupos de turistas chinos visitan el cementerio de Santa Cruz de La Palma. Para los encargados del cuidado y mantenimiento del camposanto de la capital palmera no es extraña la presencia de estos visitantes, a quienes orientan al lugar que vienen buscando casi sin mediar explicaciones.
Se trata de la tumba de quien fuera marido de la escritora china Sanmao (1943-1991), el español José María Quero Ruiz, que falleció en la isla de La Palma a finales de 1979. Una tragedia que marcó de por vida a esta autora de culto en oriente. Recientemente, según nos informaron los operarios del cementerio, un ciudadano chino instaló una lápida en el lugar de la tumba en memoria del marido de la escritora, lo que da muestra de la importancia que posee.
Chen Ping, conocida en Europa como Echo Chen, utilizaba el seudónimo Sanmao para su obra literaria. Apelativo con el que se convirtió en una escritora imprescindible en la cultura china contemporánea. De ahí que sus seguidores vayan tras la vida de esta escritora que se convirtió en un continuo peregrinaje. Ella misma, en uno de sus poemas más célebre, El olivo de mis sueños, se preguntaba “¿por qué vagabundear tan lejos?”.
Esta célebre escritora y su marido vivieron una corta estancia en La Palma, pero que marcó su vida para siempre por la tragedia que sufrió con la pérdida de José María Quero, bajo las aguas de Barlovento, mientras hacía pesca submarina.
¿Qué fue lo que trajo a esta pareja hasta La Palma? La mayor parte de la información que aportamos en este reportaje para responder a esta y otras preguntas ha sido recopilada por Manuel Poggio Capote, cronista oficial de Santa Cruz de La Palma, que está ultimando una publicación sobre la estancia de la escritora china en la capital palmera.
Nacida en marzo de 1943 en la China Continental, Echo Chen se desplaza con su familia a Taiwán como consecuencia de la revolución comunista. En 1965 inicia sus estudios de Filosofía en Taipei. Además, comienza su periplo por el exterior, que le lleva a conocer países como España, Alemania o Estados Unidos.
En 1967 conoce en Madrid a José María Quero, natural de Jaén y ocho años más joven que ella. Este muchacho de Andújar fue cautivado por la belleza oriental de Sanmao, quien lo rechazó al entender que era demasiado joven para ella. De vuelta en Taiwán, empezó a ejercer como profesora de alemán. Allí se enamora de un docente de Alemania que falleció en la víspera de la boda, quizá como un presagio de la tragedia que marcará su vida sentimental. Después de esta pérdida, Sanmao vuelve a España, donde todavía la aguardaba un incombustible José María Quero, reencontrándose en el invierno de 1972.
En 1972, la pareja se traslada a la provincia todavía española del Sáhara, donde Quero Ruiz encuentra trabajo como buzo en las obras del puerto de El Aaiún. Una tierra donde fueron muy felices y contrajeron matrimonio en julio de 1974. La llegada de la descolonización les obliga abandonar el continente africano y viajan a Gran Canaria, donde se instalarán en la playa del Hombre, en Telde.
Será en esta etapa cuando escribe Cuentos del Sáhara (1976), su primer libro, que alcanza un enorme éxito entre el público chino. Ese mismo año, la escritora viajó a Taipei para cuidar la edición de su segunda obra, una compilación de varios de sus primeros escritos titulada.
Nunca volverá la temporada de lluvias. Este viaje sirvió también para reencontrarse con su familia y amigos por primera vez tras casarse en España.
Mientra tanto, su marido se encuentra temporalmente trabajando de buzo en Nigeria, país donde se reencontrarán y vivirán juntos un tiempo.
La pareja llegó con todo su exotismo a Santa Cruz de La Palma a principios de 1979, cuando la capital palmera tenía una población de 17.000 habitantes. Se alojaron en un piso del edificio de apartamentos Rocamar, que hoy todavía existe en la zona de Maldonado, con una vista inmejorable al Atlántico. El buzo tenía trabajo en el puerto de la capital palmera que por entonces también estaba experimentando una ampliación.
Su labor consistía en enrasar los lechos marinos y supervisar el asentamiento de los correspondientes bloques de hormigón. Un trabajo que dominaba a la perfección porque ya lo había realizado con anterioridad en Nigeria y el Sáhara.
Una postal donde se aprecia a la escritora Sanmao junto con su marido en el Sahara, donde vivieron antes de viajar a La Palma. / DA
Visita
Asimismo, cabe destacar que en el mes de septiembre de 1979, los padres de Sanmao visitaron La Palma. Ciudad donde pudieron conocer por primera vez al marido de su hija, que por entonces, ya era una escritora consagrada. Con ellos partió de viaje a Londres, dejando a su marido en la isla de La Palma, donde debía seguir sus trabajos en el puerto. Nadie le avisó que sería la última vez que lo vería con vida en aquel adiós en el aeropuerto.
El 30 se septiembre, Quero se embarcó con un grupo de amigos en Santa Cruz para realizar una jornada de pesca submarina en el norte de la Isla, con el fin de pasar un día con los amigos en un medio que conocía como pocos en aquel momento, el mar.
En un lugar que se conoce como Las Bajas del Corcho, en el entorno de La Fajana de Barlovento, realizaron la inmersión este grupo de pescadores submarinos.
Poco a poco fueron saliendo del mar los pescadores, menos José María. Después de un tiempo prudencial de espera, volvieron a sumergirse todos para buscarlo, pero lo único que encontraron fue su fusil y en el arpón, a unos quince metros de profundidad, una barracuda o una brota enganchada.
Rápidamente dan entonces dan la alarma a la Guardia Civil. En esa jornada no hubo éxito dada la hora y la difícil visión existente en el momento, pero al día siguiente, el 1 de octubre de 1979, el cuerpo de José María Quero fue hallado a unos quince metros de profundidad.
Con el dolor de lo sucedido, el cadáver se subió a bordo del barco que acudió al rescate, el Cristina Hansen, y fue trasladado hasta Puerto Spíndola (San Andrés y Sauces), donde fue desembarcado.
La escritora y sus padres, nada más conocer el suceso regresaron a La Palma, con la enorme dificultad que suponían en aquella época las comunicaciones, lo que hacía más dramático el duelo que vivía la familia. “Amor mío, amor mío”, cuentan que eran las únicas palabras que articulaba una desolada Sanmao.
El dolor se retorció todavía más cuando, semanas después, perdió al niño que llevaba en sus entrañas fruto de esta relación por un aborto natural.
Sanmao inmediatamente abandonó La Palma. Una isla donde no le quedaban sino los restos de su marido y que había pasado de ser un paraíso a la tumba donde enterró su felicidad. En mayo de 1980, Sanmao pasó una temporada en Telde, pero ya no era la misma.
En 1991 se suicidó. Es muy probable que la escritora china dejara de vivir el día que su marido se perdió para siempre en los fondos del mar Atlántico, en una corta pero decisiva y trágica estancia en La Palma donde hoy todavía se le recuerda.
Un periodista chino visitó la Isla siguiendo sus huellas

Prueba de la trascendencia que tiene Sanmao en China como escritora es la lluvia incesante de turistas que llegan a visitar la tumba de su marido. Uno de ellos fue este periodista que aparece en la fotografía, que vino a La Palma siguiendo las huellas de la autora. Lamentablemente no se ha traducido ninguna obra de la escritora china al español.

http://www.diariodeavisos.com


1 comentario:

  1. que mala suerte,la pobre.... como termino cualquiera no. muy bueno.saludos

    ResponderEliminar